14/3/08

Relato de la vuelta de un viaje de IDA

Expectativas, intriga, dudas, ganas de conocer, GANAS, temores [tal vez].
Lo que me propongo a escribir trascurrió durante apenas 4 días, aunque estos últimos se sintieron como semanas, meses (y no justamente por aburrimiento o desilusión).

Desde el mismo momento de la llegada las sorpresas y gratificaciones estuvieron a la orden del día. Estos 5 extraños nos sentimos como en casa: mejor que en casa.
No hubo lujos, ceremonias excesivamente protocolares, largos discursos inexpresivos, nada de eso. Por el contrario hubo afecto, confianza, entrega, voluntad, hospitalidad, en fin, miles de adjetivos más que denotarían más o menos la misma idea: el hacer sentir al otro lo más cómodo y a gusto posible.

Siempre que se cuenta algo es inevitable y totalmente necesario transmitir los propios sentimientos y emociones vividas, y sinceramente pocas veces en mi vida un viaje superó tanto mis expectativas personales y grupales como este.

Además de todos esos adjetivos antes mencionados que distan mucho de describir a todas esas grandes personas que tuvimos la suerte de conocer hay algo que es impagable, y es sentir, ver y admirarse del hecho de que con tan poco se puede hacer sentir tan bien a chicos que tal vez no tienen o tuvieron las mismas comodidades, contención, y posibilidades que nosotros tuvimos y tenemos.

Bajo el nombre de padrinos o profes sentimos constantemente su aprecio incondicional y desinteresado, siendo nosotros unos perfectos desconocidos o unos porteñitos del montón.

Estos chicos son todos, o la mayoría, residentes de la localidad de Monteros o alrededores. Vienen de familias humildes, donde muchas veces se ven obligados a salir ellos mismos a trabajar, y donde también muchas veces la contención de sus padres o familias no es la adecuada por X motivos ya conocidos por todos.

¿Es la solución para una realidad como esta, o como otras tantas que existen a lo largo y a lo ancho de nuestro país, un simple asistencialismo frío, distante, sin amor ni humanidad?

Estando allí habría que realmente no querer ver para darse cuenta que lo material, si bien es importante y no es discutible, no lo es todo. Por algo se le llaman problemas –estructurales-, por algo aunque a veces haya épocas de supuesta bonanza la situación sigue siendo la misma, por algo es…

Pero por suerte este problema tiene solución, estoy convencido que la juventud no está perdida, no es una generación sin retorno ni mucho menos…




¿Se quieren evidencias empíricas?
Muy bien, entonces, ¿cómo es posible hablar de juventud o niñez sin retorno, si un grupo de chicos que son estereotipados como conflictivos, o tienen problemas familiares, o su contención es mínima o miles de cosas más pudieron desempeñarse bajo un ambiente lúdico, distendido, no-obligatorio y fuera del horario de clase bajo la tutela de 5 desconocidos, los cuales tenían como única experiencia simplemente ganas y voluntad de hacer un bien?

Ahora bien, ¿sería justo y suficiente quedarse solamente con una simple donación o la realización de una tarde de juegos? ¿o más bien este pequeño esfuerzo, este granito de arena debe ser el motor que permita el acercamiento a una realidad, a una comunidad y finalmente a un grupo de personas que quiere mejorar, y que puede mejorar?

Si tanto hablamos de participación, creo yo y tengo la suerte de que mis compañeros de viaje y los que se quedaron aquí en Buenos Aires creen también que es más que necesario crear lazos, crear redes, establecer una comunicación real entre muchos sectores, donde la sumatoria de fuerzas de los mismos creen un canal mucho más amplio y pujante que haga realmente y de una vez por todas un cambio

Dejando un poco de lado cuestiones más profundas (que obviamente son de gran importancia) no puedo escribir algo sobre este viaje sin dar las gracias. Dar las gracias a esa gente, totalmente desconocida, que se entregó en todo lo que pudo a nosotros.

Gracias a Stella, docente de la escuela, quién no solo nos ofreció lugar en su casa sino que hizo realmente que nos sintiésemos como en casa. Desde el primer día pudimos hablar con ella de cualquier tema, desde necesidades de la escuela, hasta contar chistes y algún que otro chismecito del lugar que alegra y distiende el ambiente…

Gracias a Sebastián, también docente de la escuela (profesor de música), quién hizo de guía turístico, mostrándonos el lugar y contándonos datos históricos que ayudaron a que comprendiésemos mejor que cualquier turista a la región.

Gracias a toda la comunidad del colegio, y en especial a muchos padres que ayudaron a sus hijos a escribir pequeñas cartas con mucho cariño que nos llegaron y leímos con muchas ganas y gratificación. Realmente es importante este punto porque denota que la comunicación sobre lo que quisimos realizar se dio con éxito y los padres pudieron recibir nuestras intenciones.

Gracias a todas las docentes, que nos dejaron invadirles sus clases por un rato para saludar de una forma más cercana a los chicos, ya que creíamos que es mucho mejor saludar a uno por uno que realizar grandes retóricas superfluas.

Gracias también a funcionarios políticos de la zona, que sin importar ni preguntar nuestras ideologías o formas de pensar nos dieron todo su apoyo y nos facilitaron gran parte de nuestra movilidad y confort.

En fin, las gracias que estoy dando seguramente serán muy mezquinas e incompletas, ya que hubo mucha gente que directa o indirectamente nos dio una mano durante estos días y me estoy olvidando de mencionar. Por eso espero que el esfuerzo que nosotros tratamos de dar sirva para tratar de igualar lo que ustedes nos dieron.
Siempre una actividad solidaria o de ayuda presupone fines sin lucro y generalmente el hecho de lucrar está muy relacionado con el dinero. De seguir esta denominación yo diría que lo que tratamos de hacer fue sin fines de lucro…
Creo yo que hay cosas muy importantes que no necesariamente tienen fines económicos. Es más, diría yo que sí conseguimos algo, que sí ganamos algo.
Esa ganancia no fue precisamente monetaria ni material, sino afectiva. Fueron y son recuerdos inolvidables, sensaciones poco comunes y que no se viven todos los días. Fueron sentimientos compartidos con amigos viejos y nuevos, fue conocer, fue probar sabores autóctonos, fue poder intercambiar ideas y vivencias, etc. etc. etc.

Fue ganar, más que perder; fue ser vencedores más que vencidos.

Reitero mi compromiso hacia la escuela Ibatín, hacia Monteros, hacia Tucumán. Que nombre estos lugares es sin duda un ejemplo, un punto de partida para dejar de lado el unitarismo y federalizar todos los aspectos. Si siempre denominamos a las provincias como el interior, estamos asumiendo que hay una línea imaginaria llamada límite internacional que delimita un territorio común. Este territorio común lo es todo, es un todo. Un problema en un lugar que no sea nuestro lugar debería importarnos tanto como uno propio, seamos de tendencias políticas distintas o seamos o no muy nacionalistas.

Somos gente, somos personas. Tendríamos que dejar de lado un poco la denominación de ciudadano para adoptar algo mucho más antiguo, humano y en desuso (no por casualidad) como lo es la palabra pueblo, término que hermana a sus integrantes y los hace un todo.

Por todas estas razones creo que como dice el título esto no puede ser un relato de-vuelta, sino un relato de-ida, acorde con este viaje de IDA.

***
J.A.F.

Monteros

A muchos de los que viven en Monteros, prefieren que llamemos a ese sitio ciudad. Pero a mí me parece un halago llamarlo pueblo. Me parece un reconocimiento por permanecer inmunes a la paranoia de la inseguridad, a la frialdad del desarrollo y a lo individualista de lo urbano. Monteros es un pueblo como cualquier otro y a la vez inigualable. Ahí. En donde viven la Estela, el Seba, el "rengo" Olea (que además es intendente) y la Mochi entre otros tantos vecinos tan especiales como queribles, 5 pibes de AAENU dejamos un pedazo de nuestro corazón, distribuido entre cada una de las caras de los chicos que van a la Escuela Ibatín y entre cada uno de los que nos recibieron como hermanos, como si nos conocieran de toda la vida haciendo que por el resto de esta no podamos olvidarlos. Ahí, dejamos plantada la semilla de Espacio AAENU.
Es imposible que no volvamos; porque en nuestro primer viaje comprobamos, una vez más, que viajando se fortalece el corazón.
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Monteros: gracias por tanto,perdón por tan poco!!

AAENU en CQC